El pasado mes, tuve la oportunidad de participar en una dinámica enriquecedora en el Senior Lab del Citilab de Cornellà. Este espacio, liderado por las dinamizadoras Suren Vázquez y Laia Sánchez, es un ejemplo inspirador de comunidad de aprendizaje donde se trabaja para abordar retos territoriales desde una perspectiva colaborativa e innovadora.
Durante la sesión, se combinó una parte teórica y una práctica, poniendo énfasis en metodologías que permiten identificar y maximizar el capital social para fortalecer los proyectos de transformación. Esta combinación de aprender y hacer es una de las claves que distingue los procesos de innovación impulsados por el Senior Lab.
Explorando el capital social y la innovación social
La sesión comenzó con una introducción teórica basada en los aprendizajes adquiridos durante mi estancia en el proyecto Castillejo en Noruega, bajo el paraguas de ULALABS. Los seis casos de Living Labs que analicé en aquel contexto —como el Pedersgata Living Lab, enfocado en la revitalización urbana, o el Vindmøllebakken Living Lab, un modelo de cohousing sostenible— sirvieron como ejemplos para mostrar cómo otras comunidades han abordado retos similares a través de la aplicación de la cuádruple hélice de la innovación social.En este marco, exploramos la importancia del capital social como un recurso clave para conectar individuos, instituciones y la comunidad más allá de los límites tradicionales de los proyectos.
Del análisis a la acción: Una sesión práctica con impacto
La parte práctica estuvo diseñada para ayudar a los participantes a identificar sus fortalezas y necesidades. Se agruparon según los retos definidos como comunidad y realizaron un análisis del capital social de sus proyectos. Este ejercicio incluyó cuatro niveles: capital social individual, grupal, comunitario y externo. Con esta base, se identificaron los recursos con los que ya contaban, los que necesitaban incorporar y qué agentes del territorio deberían sumarse para fortalecer el proyecto.
Después, se utilizó la técnica de los "nueve diamantes" para priorizar las acciones más relevantes, ordenándolas según su viabilidad e impacto. Este enfoque permitió concretar acciones inmediatas de planificación y ofreció a los participantes herramientas útiles para continuar desarrollando sus proyectos desde una perspectiva integrada en la comunidad de Cornellà.Mirando hacia el futuroEste intercambio puso de relieve la importancia de abrir espacios de colaboración donde la innovación social pueda emerger como respuesta a retos complejos. Los ejemplos noruegos despertaron un gran interés entre los participantes del Senior Lab, abriendo puertas para explorar soluciones aplicables al territorio local.
Esta experiencia también refuerza el objetivo de ULALABS: conectar laboratorios de innovación para promover el aprendizaje mutuo, el desarrollo de nuevas ideas y la creación de soluciones sostenibles. La combinación de una comunidad activa y metodologías colaborativas como las aplicadas en el Senior Lab ofrece un camino prometedor para afrontar los retos del futuro.CAT
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