07 junio 2025

¿Cómo convivir con la inteligencia artificial en la universidad?

La inteligencia artificial (IA) ya forma parte de nuestras vidas. Si estudias en la universidad, es muy probable que hayas probado alguna herramienta como ChatGPT, Dall·E o Gemini para inspirarte, organizar ideas o incluso resolver tareas. Pero, ¿cómo integrar la IA en tus estudios sin caer en la dependencia o el plagio?

Mickaël Bertrand, docente y autor del libro I teach with AI, propone un enfoque educativo interesante: usar la IA como aliada, no como atajo. ¿Qué significa esto? Que el uso de estas herramientas debe formar parte del aprendizaje, no reemplazarlo. Por eso, cada vez más docentes empiezan a incorporarlas directamente en clase, en actividades donde se promueve el pensamiento crítico, la creatividad o el trabajo en equipo.

Ventajas: una herramienta para personalizar y enriquecer el aprendizaje

La IA tiene el potencial de transformar positivamente la educación superior. No solo mejora la eficiencia al automatizar tareas administrativas o técnicas, sino que también permite personalizar el aprendizaje, adaptándose a los ritmos, niveles y estilos de cada persona. Esta tecnología puede analizar tus competencias, generar materiales ajustados y ayudarte a progresar con apoyo específico.

Además, facilita al profesorado el diseño de actividades, la creación de recursos didácticos (glosarios, juegos, cuestionarios, rúbricas), el seguimiento del alumnado y la implementación de metodologías activas. De este modo, se libera tiempo en el aula para lo que realmente importa: acompañar los procesos de aprendizaje y reflexión. Algunas ventajas concretas:

  • Rapidez y disponibilidad constante.
  • Apoyo en la redacción, corrección y traducción de textos.
  • Generación de tablas o esquemas.
  • Capacidad de adaptación a diferentes estilos y niveles.
  • Utilidad en tutorías o proyectos colaborativos.

Lo que necesitas saber:

🧠 No es trampa, es contexto: si bien copiar sin pensar no tiene valor educativo, el uso de IA no siempre implica engaño. Bertrand sugiere que el verdadero problema está en las tareas poco estimulantes. Si una IA puede resolverlas en segundos, quizás debamos replantearnos su utilidad.

📚 Tareas con sentido: los ejercicios que fomentan el debate, la creación de ideas propias o la colaboración entre pares te ayudarán a aprender más y mejor. Por ejemplo, simular una conversación con una IA sobre un tema polémico puede servir para ensayar argumentos y preparar un debate real en clase.

🔍 La IA no es perfecta: sigue necesitando tu criterio. Aunque puede ayudarte a generar borradores, resumir textos o buscar ejemplos, no sustituye tu mirada crítica. En algunos casos incluso puede equivocarse o generar contenido sesgado.

🛠️ Hazla parte del proceso: úsala para mejorar tus propias ideas, no para evitarlas. Puedes pedirle ayuda para estructurar un trabajo, encontrar nuevas preguntas o visualizar conceptos complejos, pero asegúrate de comprender y reelaborar lo que te ofrece.

💬 Hablemos de IA en clase: la mejor forma de aprender a usar estas herramientas de manera ética es hacerlo en diálogo con tus docentes y compañeras. Así evitamos malentendidos y se construye una cultura compartida del buen uso de la tecnología.

Límites: cuestiones éticas, sociales y ambientales

Más allá de sus ventajas, la IA plantea desafíos reales que debemos conocer y debatir en el entorno universitario. Algunos de los principales riesgos incluyen:

  • Respuestas sesgadas o imprecisas en temas sensibles o complejos.
  • Decisiones automatizadas sin supervisión humana, lo que puede vulnerar derechos.
  • Problemas de privacidad, al recopilar datos personales sin consentimiento claro.
  • Dudas sobre derechos de autor, cuando genera contenido a partir de obras previas.
  • Malos usos como la desinformación o la manipulación.
  • Alto impacto ambiental, debido al consumo de energía para entrenar modelos.
  • Riesgos laborales y dependencia excesiva, si no se desarrolla pensamiento autónomo.
  • Plagio y prácticas no éticas en contextos de evaluación.

Estos límites no deben paralizarnos, pero sí invitan a formarnos, informarnos y decidir con conciencia cómo y cuándo usar la IA. Las decisiones que afectan a personas no deben tomarse únicamente por sistemas automáticos sin intervención humana.

Aprender a convivir con la IA es parte de nuestra formación

Integrar la IA en la universidad no es una moda pasajera. Es parte del nuevo ecosistema cultural y tecnológico en el que nos toca vivir. Por eso, como estudiantes, necesitamos comprender sus potencialidades y sus límites. No se trata de elegir entre usarla o no, sino de aprender cómo y para qué hacerlo, desarrollando pensamiento crítico, creatividad y sentido ético.

La IA no nos reemplaza como personas que piensan, crean y colaboran. Pero sí puede acompañarnos si aprendemos a usarla con responsabilidad.

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