25 diciembre 2024

Cuento: WANGARI y los árboles de la Paz, una historia verdadera

Este es el cuento inspirado en Wangari Maathai, que fue la primera mujer africana en ganar el Premio Nobel de la Paz en 2004. Fundó el Movimiento Cinturón Verde y plantó 47 millones de árboles. Diez años después de su fallecimiento, contamos su historia, un gran ejemplo para mostrar en el aula, inspirar al alumnado y comprender la relación tan estrecha entre la paz y la sostenibilidad.

1. Un cuento inspirador basado en hechos reales

En el corazón de Kenia, bajo la sombra del Monte Kenia, creció una niña llamada Wangari Maathai. Desde pequeña, escuchaba el canto de los pájaros en el bosque y ayudaba a su madre a cosechar batata, caña de azúcar y maíz en la tierra fértil de su hogar.

Con el paso de los años, Wangari creció alta y fuerte como los árboles que la rodeaban, y su curiosidad y determinación la llevaron a obtener una beca para estudiar en el extranjero. Sin embargo, cuando regresó a su tierra natal, la recibió un paisaje devastado: los árboles habían desaparecido, la tierra estaba seca y las mujeres tenían que caminar kilómetros para recoger leña.

Pero Wangari no se quedó de brazos cruzados. Plantó nueve arbolitos en su propio patio y, poco a poco, convenció a otras mujeres para que hicieran lo mismo. Así nació el Movimiento Cinturón Verde, que con el tiempo logró plantar más de 30 millones de árboles en África.

2. El cuento: "Wangari y los árboles de la paz"

Escrito por Jeanette Winter y publicado por Ediciones Ekaré.

Este cuento narra, con un lenguaje claro y hermosas ilustraciones, la vida de Wangari Maathai y su incansable lucha por recuperar el verde de su tierra natal. A través de cada página, vemos cómo una sola persona, con valentía y determinación, puede inspirar a miles a tomar acción.

3. Video en dónde se cuenta el cuento

4. Transcripción del cuento

Wangari y los árboles de la paz: una historia verdadera

Wangari vive bajo los árboles, a la sombra del Monte Kenia, en África. Escucha el canto de los pájaros en el bosque cuando acompaña a su madre a buscar leña para cocinar. También ayuda a cosechar batata, caña de azúcar y maíz en la tierra fértil.

Wangari crece alta, fuerte y sabia, como los árboles del bosque que tanto ama. Es una estudiante excelente y gana una beca para estudiar en los Estados Unidos. Tras seis años de estudios, regresa a su hogar en Kenia. Pero algo ha cambiado.

—¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los árboles? —se pregunta Wangari al ver el paisaje desolado.

Las mujeres caminan encorvadas, cargando pesadas ramas de leña recogidas muy lejos de sus casas. La tierra está seca y agrietada; ya no crece nada en ella. Los pájaros han desaparecido. Miles de árboles han sido talados para construir edificios, pero nadie se ha preocupado por plantar nuevos.

—¿Se convertirá todo Kenia en un desierto? —se pregunta con tristeza.

Wangari mira la tierra seca y toma una decisión. Comenzará a sembrar árboles. En su propio patio, planta nueve arbolitos. Los brotes echan raíces y crecen con fuerza. Animada por su éxito, Wangari lleva su iniciativa a un descampado. Planta hilera tras hilera de pequeños árboles, que poco a poco comienzan a crecer.

Pronto, convence a las mujeres de las aldeas para que se unan a su causa.

—Sembrar árboles es bueno para todas. Nuestra vida será mejor cuando los árboles regresen. Estamos sembrando semillas de esperanza.

Cada mujer recibe un arbolito. Con cuidado, lo llevan a sus aldeas y lo plantan. Las colinas comienzan a llenarse de arbolitos, extendiéndose como un cinturón verde que rodea el paisaje.

Sin embargo, los funcionarios del gobierno se burlan de ellas.

—Las mujeres no pueden hacer esto —dicen con desprecio—. Se necesitan guardabosques profesionales.

Pero las mujeres no escuchan las burlas. Siguen sembrando y cuidando cada retoño. Wangari las recompensa con una pequeña suma de dinero por cada arbolito que sobreviva tres meses después de ser plantado. Para muchas, es la primera vez en sus vidas que ganan dinero con su trabajo.

El verde comienza a regresar. Las noticias se esparcen, y mujeres de otras aldeas, pueblos y ciudades se unen al movimiento. Los árboles crecen, las colinas se cubren de verde, y el aire vuelve a estar lleno del canto de los pájaros.

Pero la tala de árboles no se detiene. Wangari se planta firme, como un roble, para proteger los árboles que quedan.

—Necesitamos más un parque que un edificio de oficinas.

Los funcionarios no la escuchan. La golpean, la arrestan y la llaman alborotadora. Pero Wangari no retrocede.

—Lo correcto es lo correcto, aunque te quedes sola.

Pero Wangari no está sola. Su mensaje se extiende por toda África, como ondas en el agua. Miles de mujeres se suman a su causa, sembrando árboles en hileras interminables.

Los pequeños brotes echan raíces, crecen altos y fuertes, hasta que más de 30 millones de árboles cubren el paisaje donde antes solo había tierra seca.

El verde regresa a Kenia. Las mujeres caminan con la cabeza en alto y la espalda erguida. Ya no necesitan recorrer largas distancias para encontrar leña. La tierra oscura y fértil vuelve a dar batata, caña de azúcar y maíz.

El mundo entero habla de Wangari Maathai y su ejército de mujeres sembradoras.

Si subes hasta la cima del Monte Kenia, verás millones de árboles creciendo. Verás el verde que Wangari hizo renacer en África.

En 2004, Wangari Maathai ganó el Premio Nobel de la Paz por su incansable trabajo. Desde entonces, el mundo la recuerda como la "Mujer Árbol", un símbolo de esperanza, resiliencia y amor por la Tierra.

5. ¿Por qué compartir esta historia?

Esta historia aborda temas que están directamente relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas:

ODS 5: Igualdad de género – Wangari empoderó a miles de mujeres, mostrándoles su papel crucial en la regeneración ambiental.

ODS 13: Acción por el clima – La plantación de árboles ayuda a mitigar el cambio climático.

ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres – Restaurar los bosques significa proteger la biodiversidad y los recursos naturales.

ODS 16: Paz, justicia e instituciones sólidas – Wangari defendió sus ideales con valentía frente a la opresión y la injusticia.

6. Reflexión clave

"Cada árbol plantado es una semilla de esperanza. Cada acción cuenta, por pequeña que parezca. Wangari nos enseñó que el cambio comienza con una persona, una semilla, un árbol." Wangari Maathai nos dejó un legado vivo. Desde la cima del Monte Kenia, se ven los millones de árboles creciendo donde antes solo había tierra seca. Ese paisaje es el reflejo de una mujer que creyó en el poder de las pequeñas acciones para transformar el mundo.

7. Comparte esta historia

Llévala a las aulas: Úsala como recurso educativo para enseñar sobre sostenibilidad, igualdad de género y acción climática.

Léela en familia: Reflexiona junto a niñas, niños y adultos sobre la importancia de cuidar la naturaleza.

Regálasela a alguien: Comparte esta historia con quienes necesiten reflexionar sobre la importancia de los árboles y la fuerza del compromiso personal.

"Que cada semilla que sembremos sea un acto de amor y esperanza por nuestro planeta."

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