01 noviembre 2024

Compromisos educativos con la inteligencia artificial generativa

La integración de la inteligencia artificial generativa (IAG) en educación no solo promete transformaciones en la forma de aprender, sino que también trae consigo compromisos profundos para quienes estamos en el ámbito educativo. Tras la pandemia, hemos visto cómo el aprendizaje ha migrado cada vez más hacia modelos digitalizados, colaborativos y personalizados. En este marco, la IAG puede desempeñar un papel clave, y estos son algunos compromisos educativos que he organizado para tenerlos en cuenta para comenzar a utilizarlo:

Ajuste del aprendizaje a las necesidades individuales: Uno de los grandes beneficios de la IAG es su capacidad para adaptarse en tiempo real al nivel de cada estudiante. Nos permite ofrecer materiales y actividades ajustados al progreso y habilidades individuales, algo que facilita un aprendizaje autodirigido y flexible, donde cada estudiante avanza a su propio ritmo.

imagen de adolescentes caminando hacia un horizonte tecnologico
Imagen generada con ChatGPT
Estimulación de la innovación y la creatividad: Con la IAG, las y los estudiantes pueden experimentar, generar ideas y resolver problemas de formas novedosas. Esta herramienta apoya el pensamiento analítico, lo que permite que exploren soluciones únicas en un ambiente seguro, aprendiendo a enfrentar desafíos de manera innovadora.

Fomento del aprendizaje colaborativo y basado en retos: La inteligencia artificial generativa puede enriquecer proyectos colaborativos, ya que permite que cada aportación individual sume algo nuevo. Además, facilita la comunicación en tiempo real y crea escenarios que reflejan contextos del mundo real, favoreciendo una mentalidad global y contextualizada en el proceso de aprendizaje.

Desarrollo de competencias tecnológicas avanzadas: Incluir la IAG en el aula también es una oportunidad para que el estudiantado aprenda sobre tecnología avanzada. Además de adquirir habilidades básicas, se familiarizan con conceptos de inteligencia artificial, programación y ciencia de datos, conocimientos que serán cada vez más esenciales en el mundo profesional y personal.

Promoción de la reflexión crítica y la conciencia social: La IAG no solo genera contenidos; también invita a cuestionar cómo y por qué se crean esos contenidos. Este compromiso nos lleva a enseñar a las y los estudiantes a ser críticos y conscientes de los sesgos en los datos, ayudándoles a convertirse en personas informadas y responsables en un entorno digital globalizado.

Creación de entornos inmersivos para una experiencia de aprendizaje profunda: La IAG abre la puerta a simulaciones y escenarios que enriquecen el aprendizaje. Las y los estudiantes pueden interactuar en espacios simulados que les permitan explorar conceptos abstractos o complejos de manera práctica, ampliando su comprensión de temas que en un aula tradicional podrían quedarse en lo teórico.

Promover la equidad, la ética y la protección de datos: Uno de los compromisos más importantes con la IAG es su uso responsable. La inteligencia artificial puede reproducir estereotipos y reflejar sesgos de género o culturales, por lo que es crucial educar al estudiantado sobre estos riesgos y abordar las cuestiones éticas que surgen. Además, al trabajar con datos, la privacidad debe estar siempre en el centro de nuestros esfuerzos, asegurando que las interacciones digitales respeten la información personal de cada persona. Este compromiso ético no solo previene prácticas perjudiciales, sino que forma estudiantes conscientes y responsables de sus derechos y de los de las demás en el ámbito digital.

Estos compromisos con la IAG son parte de un esfuerzo más amplio para integrar tecnologías avanzadas en la educación sin perder de vista principios fundamentales como la equidad, la privacidad y la responsabilidad social. La IA en el aula debe ir más allá de su uso técnico para convertirse en una herramienta que nos ayude a formar a personas conscientes, críticas y capaces de adaptarse a los retos actuales y futuros.

Sin embargo, es crucial también que como docentes asumamos una postura crítica y responsable frente a esta y otras tecnologías que, a lo largo de la historia, hemos integrado de forma a menudo instrumental y rápida. La inteligencia artificial generativa no debe convertirse en una “receta” para resolver necesidades puntuales sin cuestionar sus implicaciones; al contrario, debemos involucrar al estudiantado en el análisis y la reflexión sobre el impacto y las consecuencias de su uso. Esto incluye reconocer los intereses comerciales detrás de estas tecnologías y reflexionar sobre su influencia en la educación y en la sociedad.

Nuestro compromiso con el estudiantado no debe centrarse solo en enseñar a usar la tecnología, sino en promover un pensamiento crítico que les permita evaluar su verdadero propósito y relevancia. Reflexionar, junto con ellos y ellas, sobre hacia dónde se dirige la educación con la IAG y qué tipo de habilidades y valores debe priorizarse, es tan importante como la propia implementación tecnológica. Esta postura crítica y reflexiva, más que la herramienta en sí, debe ser la verdadera innovación en nuestro compromiso educativo.

Educación inteligente en ciudades inteligentes: implicaciones estratificadas para el aprendizaje en red y ubicuo

El artículo "Smart Education in Smart Cities: Layered Implications for Networked and Ubiquitous Learning" explica cómo las ciudades inteligentes están transformando la educación a través de tecnologías conectadas y análisis de datos. Aquí resumo algunas ideas clave que nos puede ayudar a comprender las posibilidades y aspectos a tener en cuenta para esta transformación de ciudades con educación.

Educación inteligente y ciudades inteligentes

Las ciudades inteligentes, al integrar tecnologías avanzadas como el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA), están redefiniendo el concepto de educación. La educación inteligente o "smart education" se refiere a un enfoque educativo que utiliza dispositivos conectados, análisis de datos y tecnologías inteligentes para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Este modelo se basa en la conectividad continua y en la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real, lo que permite personalizar la educación para satisfacer las necesidades específicas de cada persona estudiante. Al conectar los procesos educativos con el entorno urbano, las ciudades inteligentes ofrecen nuevas formas de aprendizaje más dinámicas, interactivas y adaptativas.

Paris City Vision

Ética y diseño en la educación inteligente

El artículo subraya la importancia de la ética en el diseño de sistemas educativos dentro de las ciudades inteligentes. Se hace hincapié en la "justicia de diseño", lo que significa que las tecnologías educativas deben desarrollarse teniendo en cuenta las necesidades y perspectivas de las comunidades marginadas. Esto se opone a un enfoque puramente tecnocrático que podría perpetuar las desigualdades existentes. Además, se promueve un enfoque de prácticas informadas por datos, en el cual las decisiones educativas no se basen únicamente en los datos, sino que estos se utilicen junto con una comprensión cualitativa para tomar decisiones que beneficien de manera equitativa a todas las personas involucradas en el proceso educativo. Este enfoque reconoce que los datos pueden ser valiosos, pero que deben ser contextualizados y utilizados de manera crítica para evitar perpetuar sesgos y desigualdades.

Enfoque centrado en las personas

En el contexto de las ciudades inteligentes, la educación debe centrarse en las personas y no solo en la optimización de procesos mediante la tecnología. Esto implica desarrollar iniciativas lideradas por la comunidad, en las que la ciudadanía, incluidas las personas estudiantes, participen activamente en la configuración de sus entornos de aprendizaje. En lugar de imponer soluciones tecnocráticas de arriba hacia abajo, se aboga por enfoques participativos que permitan a las comunidades adaptar las tecnologías a sus necesidades. Además, se enfatiza la importancia de mantener a las personas en el centro del proceso, garantizando que las tecnologías y los algoritmos no deshumanicen la educación ni perpetúen injusticias.

Enfoque de Capas o "Stack" en la educación inteligente

El artículo introduce la analogía de "stack" o capas para describir cómo la educación inteligente se construye sobre diferentes niveles interconectados, desde la infraestructura física de las ciudades hasta las interfaces digitales que utiliza el estudiantado. Esta estructura en capas permite entender cómo cada componente del entorno urbano inteligente, como los espacios físicos, los datos y las interfaces tecnológicas, interactúa para crear una experiencia educativa cohesiva. Este enfoque también ayuda a visualizar cómo se puede intervenir en cada nivel para asegurar que la educación no solo sea eficiente, sino también justa y accesible para todas los y las estudiantes.

Desafíos y oportunidades

Las ciudades inteligentes presentan tanto desafíos como oportunidades para la educación. Por un lado, la recolección masiva de datos y la implementación de sistemas de vigilancia pueden llevar a un control excesivo sobre el estudiantado, reduciéndolas a simples "objetos de datos". Esto plantea preocupaciones éticas sobre la privacidad y el uso de los datos en la educación. 

Sin embargo, estas mismas tecnologías también ofrecen oportunidades para crear experiencias de aprendizaje más inmersivas y conectadas con el mundo real. Al utilizar datos en tiempo real y tecnologías avanzadas, las y los estudiantes pueden participar en simulaciones y actividades de aprendizaje directamente vinculadas a su entorno urbano, haciendo que el aprendizaje sea más relevante y atractivo. El artículo concluye que, para aprovechar estas oportunidades de manera ética, es crucial adoptar un enfoque crítico y centrado en las personas.

Desde la pedagogía social aplicar o desarrollar una educación inteligente en el contexto de las ciudades inteligentes debe enfocarse en varios aspectos clave. A continuación, se detallan puntos inspiradores del artículo:

Adoptar un enfoque de justicia de diseño:

  • Incorporar perspectivas diversas: Un educador social debe asegurarse de que las tecnologías y metodologías educativas que se implementen sean inclusivas y reflejen las necesidades de todas las comunidades, especialmente aquellas que son marginadas o tienen menos acceso a la tecnología. Esto implica trabajar de manera colaborativa con las comunidades para co-diseñar soluciones educativas que sean justas y equitativas.
  • Cuestionar el enfoque tecnocrático: Es importante que el educador social critique y contrarreste los enfoques tecnocráticos que podrían imponer soluciones desde arriba sin considerar las realidades locales. En lugar de eso, debe abogar por soluciones que surjan de la propia comunidad, garantizando que la tecnología sirva a las personas y no al revés.

Promover prácticas informadas por datos:

  • Equilibrar datos y contexto humano: Un educador social debe utilizar los datos de manera crítica, asegurándose de que las decisiones educativas estén informadas por datos pero también contextualizadas por la comprensión de las necesidades humanas y sociales. Esto significa que los datos no deben ser el único factor que guíe la toma de decisiones, sino que deben ser utilizados junto con una evaluación cualitativa de las circunstancias y necesidades de las personas involucradas.
  • Fomentar la alfabetización de datos: Es crucial que las personas educadoras sociales ayuden a las comunidades a desarrollar habilidades en el uso y comprensión de datos, de manera que puedan participar de manera informada en la toma de decisiones sobre su educación y entorno.

Desarrollar iniciativas centradas en las personas:

  • Facilitar la participación comunitaria: El educador social debe involucrar activamente a la comunidad en la creación y desarrollo de iniciativas educativas. Esto puede incluir la organización de talleres, foros y otras actividades que permitan a las personas expresar sus necesidades, colaborar en el diseño de soluciones y participar en la implementación de tecnologías educativas.
  • Promover el empoderamiento a través de la tecnología: Las tecnologías deben ser vistas como herramientas para empoderar a las personas, no solo para optimizar procesos. El educador social debe asegurarse de que las tecnologías se utilicen para mejorar el acceso a la educación, fomentar la participación cívica y apoyar el desarrollo personal y comunitario.

Implementar el enfoque de capas o "stack":

  • Comprender la interconexión entre tecnología y espacio urbano: Un educador social debe entender cómo los diferentes niveles de la infraestructura urbana y las tecnologías se interconectan para influir en la educación. Esto implica un análisis profundo de cómo la disposición física de la ciudad, las plataformas digitales y los datos interactúan para crear un entorno de aprendizaje.
  • Intervenir en diferentes capas: El educador debe ser capaz de identificar en qué nivel de este "stack" se puede intervenir para mejorar la educación. Esto podría implicar trabajar con gobiernos locales para ajustar políticas urbanas que afectan la educación o desarrollar nuevas interfaces digitales que faciliten el aprendizaje.

Abordar desafíos éticos y aprovechar oportunidades:

  • Proteger la privacidad y la equidad: Dado que las ciudades inteligentes tienden a recolectar grandes cantidades de datos, el educador social debe ser vigilante respecto a la protección de la privacidad del estudiantado y la equidad en el acceso a la tecnología. Esto incluye defender prácticas éticas en la recolección y uso de datos educativos.
  • Fomentar el aprendizaje inmersivo y relevante: Las ciudades inteligentes ofrecen la oportunidad de crear experiencias de aprendizaje conectadas con el mundo real. El educador social debe aprovechar estas oportunidades para diseñar actividades que sean relevantes para el entorno urbano de las y los estudiantes, utilizando datos en tiempo real y tecnologías avanzadas para hacer que el aprendizaje sea más práctico y contextualizado.

En resumen, la pedagogía social en el contexto de una ciudad inteligente debe actuar como un mediador crítico que conecta las tecnologías avanzadas con las necesidades humanas, asegurando que la educación sea inclusiva, justa y verdaderamente centrada en las personas. Debe ser un facilitador que involucre a la comunidad en el proceso educativo, aprovechando las oportunidades que ofrecen las ciudades inteligentes, mientras navega por los desafíos éticos y sociales que estas plantean.

Fuente: 

Tham, J. C., & Verhulsdonck, G. (2023). Smart education in smart cities: Layered implications for networked and ubiquitous learning. IEEE Transactions on Technology and Society, 4(1), 87-95. https://ieeexplore.ieee.org/document/10025856